sábado, 8 de septiembre de 2007

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Por varios días y noches estuve pensando, ¿que es lo que iba a hacer? ¿cual iba a ser mi decisión? Y, ¿como iba a cambiar mi vida?

Consulte hasta con las flores y las estrellas, nunca supe el por qué, pero me había convertido en una persona diferente, mas amable, menos huraña, abierta, ahora entendía más de las cosas, y veía cosas que antes ni siquiera sabia que existían; una de esas noches salí al jardín a reflexionar, los aromas de las flores parecieron inundar el ambiente, el olor de los jazmines y las rosas, era el olor más penetrante y rico, y hacía que uno se llenara de gozo y tranquilidad.

Miraba a las nubes y parecía que ellas me miraban a mí, una suave brisa que por momentos pareciera crecer, me envolvió la vida entera, muchos insectos volaban y se oían alrededor, era su territorio y su tiempo, no sabía a ciencia cierta si mi presencia los perturbaba, o si simplemente me compartían. El silencio de la noche al principio me hizo no pensar en nada, pero a los pocos momentos pareció cobrar vida, y múltiples sonidos hicieron acto de presencia, el viento meciendo las copas de los árboles, corriendo y jugueteando por arbustos y llevando por doquier el aroma y la vida de las flores, venía y se iba, regresaba a cada momento y en cada uno de ellos, se encontraba y traía sonidos diferentes, esta vez me pareció escuchar el de una suave música traída de lejos, ésta se hizo más clara conforme pasaron los segundos e inundo la terraza de mi jardín, volaba sobre mi cabeza alegre y ligera, y tuvo la grandeza de cambiar el ambiente y los ánimos, hasta las flores cantaban y soñaban, se mecían con rítmicos movimientos, así pasaron los instantes y los sonidos de la noche, hasta cuando tu cuerpo y tu mente vuelven a la realidad de la vida, entonces los sonidos se diluyen y huyen, se disgregan y corren, se esconden bajo las ramas y el esplendor de la luz clara de la luna y la paz de la noche termina por tus angustias, emociones, ansiedades y dilemas.

Me quede un buen rato observando mi sombra reflejada en el suelo, pensando sin saber que hacer, la idea me atraía, eso era algo innegable, no me asustaba de eso estaba seguro, pero si me causaba inquietud, con mi actual forma de vida, ya me estaba acostumbrando y me gustaba mucho, bien se podría decir que ahora si estaba viviendo, que me estaba encontrando así mismo y eso me hacían ver las cosas de diferente manera.

La vida me cambio desde que salí de la Secretaria de Turismo, había tenido la precaución un año antes -tal vez anticipando los acontecimientos- de formar un despacho de abogados, con algunos amigos, así que mi salida tuvo la desventaja de tan sólo cambiar de domicilio laboral, era un buen despacho ubicado en plena zona rosa, en el entronque de Niza y Paseo de la Reforma, se llamaba y se llama Isos & Poire, Abogados, éstos nombres significan por sus raíces muchas cosas, pero sobre todo confianza y responsabilidad, y que iban a ser las bases y los cimientos de nuestra nueva etapa profesional. Poco me duro el gusto, porque a los tres o cuatro meses, entre a trabajar a la Procuraduría General de la República, era yo asesor del Procurador. La rama penal siempre me había fascinado desde mis tiempos de estudiante, inclusive mi tesis de licenciatura bajo la dirección del Dr. Héctor Fix-Zamudio, se convirtió en un libro editado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, lugar en donde por cierto trabaje por cinco años, el libro se llama “El Monopolio del Ejercicio de la Acción Penal del Ministerio Público en México”.

El despacho ahora empieza a tener cierto renombre, cosa de la cual me siento muy orgulloso. Empero, por razones de incompatibilidad me vi forzado a salir de él, no podía ser miembro de un despacho y la vez trabajar para una dependencia del gobierno; pasaron algunos años y pronto descubrí, que no me podía pasar la vida de trabajo en trabajo, porque al igual que en la Secretaria de Turismo, pronto terminaría el sexenio, o habría cambio de titular en la Procuraduría, y yo otra vez, tendría que salir a buscar trabajo nuevamente o a refugiarme en el despacho de nueva cuenta. Así que decidí abrir un negocio propio.

Afortunadamente para mí y para mi familia, desde el principio el negocio tuvo éxito, motivo que me permitió ir bajándole el tono a mis ansiedades y angustias existenciales. Eso de tener que buscar siempre el pan y el sustento y estar supeditado a los vaivenes políticos, no te ofrece ninguna seguridad.

Empecé a vivir una nueva vida, empecé a tener tiempo para mi mismo, empecé a conocerme y eso me empezó a gustar. Desafortunadamente, ahora me encuentro con un nuevo cambio en mi vida y no sabía que hacer.

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