sábado, 8 de septiembre de 2007

Encuentro con la realidad exterior.

4.- Encuentro con la realidad exterior.


Como todos los días, sentía la sensación de estar viviendo algo cíclico, algo que ya había vivido con anterioridad.

¿Qué acaso todo se repite con cierta regularidad?

Somos individuos de hábitos, todos los días nos levantamos, nos bañamos, comemos, dormimos. Claro que los que tienen suerte, hay algunos que no comen, que no duermen, otros más que ya no se levantan.

¡Somos afortunados!

¿Nosotros, al menos nos seguimos levantando!

¿Qué es muy difícil darse cuenta de ello?

Estoy pensando en la vida de mi amigo Luis Quevedo y Quevedo, un hombre insatisfecho, reprimido, infeliz, inseguro, no sabe ni quién es, pero al menos ya se dio cuenta de ello. Otros ni siquiera lo saben y no tienen para cuando.

¿Qué no es acaso un hombre afortunado por ello?

Yo creo que sí, falta que él lo sepa. En fin la vida tiene que continuar, vamos a levantarnos, a bañarnos, qué se me hace tarde para ir a trabajar.

Hay que servir, al amo, al poderoso, a aquél que sabe mantener el equilibrio de los factores de la producción. Ahora los tiempos han cambiado, no es aquel patrón inmisericorde que mantenía jornadas de trabajo extenuantes, los logros de la clase trabajadora siguen adelante. Pero el patrón sigue disfrazándose, a un tiempo se pone la máscara de la justicia, y en otros se convierte en la persona singular, esa prodigiosa y abstracta representación del ser humano común y corriente que se confunde con la masa.

El patrón esa representación del individuo que es sinónimo de poder, de éxito.

Nosotros, los otros, estamos del otro lado, subyugados, explotados, somos la negación de la vida.

Estos pensamientos hacen que el radicalismo sea un excelente negocio, el alimento de la anarquía; un reducto de la estupidez, de la incapacidad para salir adelante, un caldo de cultivo para débiles de mente que se dejan embaucar a fin de enriquecer a los lideres.

Vuelvo a reconocer el valor de tener la capacidad de salir adelante, aunque muchos no tienen esa capacidad, no tienen los medios ni los tamaños suficientes para lograrlo.

Pero si no tienen esa capacidad

¿Son incapaces entonces?

¿Qué nos hace falta?

¿Coraje! Debemos dejar de ser marionetas, dejar de ser el alimento de esos que sí tienen la capacidad de lograr cosas. Volvámonos individualistas, dejar a un lado La República de Platón, seamos parte de un colectivismo, pero no de la masa. Porque al fin de cuentas somos personas singulares que sentimos, somos un poder naciente que despierta ante los horrores de la modernidad. Despertamos cuando comprendemos la finitud de la vida, por eso ahora queremos vivirla, porque ésta vida es la única que nos tocará vivir.

En esta época de consumo que nos ha tocado vivir, necesitamos de satisfactores para lograrlo.

Nos consumimos leyendo, asistiendo a cines, teatros, bares, comprando productos suntuosos y no suntuosos, de esos que nos presenta la publicidad.

¡Cambiamos nuestra televisión por una “Wega”, por una plana, por una que se cuelga en la pared, la época de la parabólica ya pasó, ahora es la televisión vía satélite, el Internet, quien no posea una computadora se quedará en el atraso.

No es casual dice Hopenhayn, El turismo existencial posmoderno ni la búsqueda de autorreconocimiento oceánico, las tendencias de los últimos tiempos lo demuestran: la experimentación con psicotrópicos en busca de epifanías (certezas palpables) o de autodisolución extática; la recurrencia de rituales de fusión que se oponen a la mentalidad racionalista; el coqueteo con el misticismo a través de encuentros Oriente-Occidente; las tantas búsquedas de las huellas de la tribu, sea en la selva amazónica o en las subculturas urbanas; y los discursos de la nueva Era con sus promesas de liberación a la carta”

Nos convertiremos en enemigos mortales de nosotros mismos si no comprendemos la sociedad que nos esta tocando vivir, no imitemos, no seamos marionetas del destino, sintamos, pensemos, vivamos, trascendamos, seamos individualistas, en el buen sentido de la palabra, comprendamos nuestro sentido de vida, nuestro sentido de identidad, nuestra verdadera misión en esta vida..., ser felices.

Aquí nos encontramos con un obstáculo para lograrlo, para ser felices necesitamos de muchos satisfactores y para poder tenerlos necesitamos de cierto poder económico, necesitamos dinero, el sistema capitalista nos envuelve.

Ya J. B. Le Say en sus cartas a Malthus, desde la época de Adam Smith y su Riqueza de las Naciones en 1776, argumentaba que las mercancías se compran con dinero, y como cada quien tiene la necesitad de obtener su propio dinero obliga a todos y cada uno a estar en tensión para establecer por parte de cada cual la relación adecuada entre las mercancías, resulta que todo se venderá porque todo esta proyectado para que ésta se compre.

Una utopía económica que desenrede los vicios de los sistemas económicos en voga, es lo que necesitamos, un sistema de vida que desenrede la confusión imperante.

¡El monetarismo no es un poder determinante para el buen vivir!

¡Es necesario pero no indispensable!

No confundamos estas ideas con un Materialismo a ultranza, no lo es, es algo más, es un mundo mas rico, más sensible, un mundo sin amenazas, sin ultrajes. Construyamos un mundo diferente, sin ataduras al pasado, sin complejos colonialistas, sin fantasmas ideológicos.

Hemos recorrido un camino desde el libre cambio, el laissez-faire, la sustitución de las funciones del mercado por las del Estado, teorías del valor-trabajo, movimientos obreros organizados (relaciones de tensión entre capitalismo y democracia), lo que Habermas denomina Democracia de masas), Estado benefactor, Estado social de derecho, Estado democrático de derecho.

Ahora el compromiso del Estado, en este nuevo siglo, es de nueva cuenta la pacificación de la lucha de clases, conciliando las diferencias entre la acumulación y la desigualdad social a base de programas de desarrollo social, compensaciones monetarias y seguridades garantizadas jurídicamente.

El posmodernismo nos acecha, los problemas pasan a ser parte de un mundo globalizado en de bloques económicos, del eurodólar, de la dolarización de la economía, de guerras civiles, enfrentamientos étnicos, de una pobreza extrema, de un holocausto ecológico.

Como vemos, la posmodernidad nos ha cambiado, las sociedades modernas ya no se mantienen unidas gracias a los ideologías (imperialismos, capitalismos, socialismos, comunismos), sino gracias a su identidad cultural y al valor del dinero y del poder.

Los grandes problemas, tanto nacionales como internacionales, ahora se resuelven en el ámbito privado, en las grandes corporaciones, en las grandes empresas que no tienen fronteras, en los convenios internacionales de libre comercio, por lo que se pudiera decir que ahora:

¿Habrá entonces que preocuparse por la guerra atómica?

¿Esta pasara a segundo término?

¡Ahora todo se resuelve con el poder del dinero!

Por eso, es que nos estamos acostumbrando a vivir en un mundo de desconfianza:

Desconfianza en nuestro sistema de vida;

Desconfianza en nuestras instituciones;

Desconfianza en nuestro sistema electoral;

Desconfianza en nuestro sistema de administración de justicia;

Desconfianza en nuestro Estado de derecho;

Desconfianza en el sistema de modernización social;

Desconfianza en los que nos rodean;

Desconfianza en nuestros propios hijos.

Desconfianza en nosotros mismos.

Vivimos en una sociedad de vértigo, una sociedad en profunda aceleración, una sociedad en donde las comunicaciones no conocen límites, y que cuando nos encontramos al margen de ellas, nos producen inseguridad y pánico.

En todo caso, y regresando a nuestra situación real, algunos se encuentran es situación privilegiada, otros por el contrario se contentan con simplemente vivir.

Esta situación de desajuste, hacen que los unos sean parte de la modernidad, mientras los otros, simplemente se contenten con aferrarse a la vida como, Jenny que era una linda niña de cinco años de ojos relucientes:

Un día mientras ella con su mama visitaban la tienda,Jenny vio un collar de perlas de plástico que costaba2.50 dólares. Cuanto deseaba poseerlo!!Preguntó a su mama si se lo compraría, su mama le dijo:Hagamos un trato, yo te comprare el collar y cuandolleguemos a casa haremos una lista de tareas quepodrás realizar para pagar el collar.Y no te olvides que para tu cumpleaños es muy posibleque tu abuelita te regale un billete de un dólarenterito!, esta bien? Jenny estuvo de acuerdo,y su mama le compro el collar de perlas.Jenny trabajo con tesón todos los días para cumplircon sus tareas, y tal como su mama le mencionara,su abuelita le regalo un billete nuevo de undólar para su cumpleaños.En poco tiempo Jenny cancelo su deuda.Jenny amaba sus perlas!!Ella las llevaba puestas a todas partes -al kinder, a la cama, y cuando salía con su mamaa hacer los mandados.El único momento que no las usaba era cuando se bañaba,su mama le había dicho que las perlas con el agua lepintarían el cuello de verde!Jenny tenia un padre que la quería muchísimo.Cuando Jenny iba a su cama,el se levantaba de su sillón favorito paraleerle su cuento preferido.Una noche, cuando termino el cuento, le dijo:"Jenny, tu me quieres?","Oh si papá, tu sabes que te quiero!"."Entonces, regálame tus perlas"."Oh, papá! No mis perlas!" dijo Jenny."Pero te doy a Rosita, mi muñeca favorita.La recuerdas?, tu me la regalaste el añopasado para mi cumpleaños.Y te doy su ajuar también, esta bien papá?""oh no hijita, esta bien, no importa", dándole unbeso en la mejilla."Buenas noches pequeña".Una semana despues, nuevamente su papá le preguntoal terminar el diariocuento "Jenny, tu me quieres?",”Oh si papá, tu sabes que te quiero!"."Entonces regálame tus perlas"."Oh, papá! No mis perlas!, pero te doy a Lazos, micaballo de juguete, lo recuerdas?Es mi favorito, su pelo es tan suave ytu puedes jugar con el y hacerle trencitas.Tu puedes tenerlo si quieres papa"."Oh no hijita, esta bien," le dijo su papa dándolenuevamente un beso enla mejilla, "Dios te bendiga, felices sueños".Algunos días despues, cuando el papá de Jennyentro a su dormitorio para leerle un cuento,Jenny estaba sentada en su camay le temblaban los labios,"Toma papá, te quiero muchísimo yquiero que tengas mis perlas"dijo, y estiro su mano.La abrió y en su interior estaba su tan queridocollar, el cual entrego a su padre.Con una mano el tomo las perlas de plástico y con laotra extrajo de su bolsillo una cajita de terciopelo azul.Dentro de la cajita habían unas hermosas perlas genuinas.El las había tenido todo este tiempo,esperando que Jenny renunciara a la baratija parapoder darle la pieza de valor.......Y así es también con nuestro Padre Celestial.El esta esperando que renunciemos a las cosas sin valoren nuestras vidas para darnos preciosos tesoros.Esto me hace pensar las cosas a las cuales me aferróy me pregunto que es lo que Dios me quiere dar en su lugar?

Así nos encontramos como Jenny en estos momentos, aferrándonos y viendo pasar la vida, necesitamos darnos cuenta, que para simplemente verla, no sólo necesitamos “ojos” sino que necesitamos vivirla y para vivirla necesitamos saber quiénes somos.

En la década de los sesenta, la población mundial se desato hacía la nueva izquierda (new left), que trajo consigo un rechazo a la moral imperante y que implicaba formas radicales de comportamiento: se afirmaba el placer, no esperar a ser viejo, ni a ser rico, ni a trabajar toda la vida para disfrutarla, se reafirma el valor a la vida, a la diferencia, a la desviación, a la rebeldía, como acto de lucha contra el sistema.

Desde entonces vivimos en una sociedad de control, desde el control social, hasta el control impuesto por una sociedad de consumo, en donde necesitamos consumir, y para consumir, necesitamos de ese medio simbólicamente generalizado que es el dinero, y para conseguirlo necesitamos trabajar.

El trabajo, sistema ideado para mantener ocupada a la gente, para mantener el orden y la estabilidad, sistema de castigos y recompensas.

¿Qué es mejor?

La monotonía, que conduce al vicio;

El consumismo, que consume hasta el propio pensamiento;

La soberanía, pilar indiscutible del poder;

¿La experiencia, la tradición, el logos, el ser humano?

Nuestra lucha por el vivir, produce leyes; leyes que hacen que no nos devoremos a nosotros mismos; existimos y coexistimos por necesidad.

Nos destruimos y nos regeneramos asimismos, somos autorreferenciales, sistemas autopoiéticos.

Como dice Edgar Morin:

“La eco-organización es capaz de evolucionar ante la irrupción perturbadora de lo nuevo, y esa aptitud evolutiva es la que permite a la vida no sólo sobrevivir, sino desarrollarse, o más bien desarrollarse para sobrevivir”

La vida se basa en sobrevivencia, en la ley del mas fuerte.

Nuestros ancestros homínidos, australántropos, homo habilis, homo erectus, homo neardenthalis, hasta llegar al homo sapiens, han sobrevivido algunos por millones de años, algunos se han adaptado, han vivido cientos de años, han sobrevivido.

¿Qué homo será el siguiente?

¿Qué clase de especie homínida nueva superior, será la que nos elimine en esta cadena de devoración mutua?

¡Nos tardamos millones de años en evolucionar, pero sólo unos segundos en morir!

¿Será ésta una Ley de Hierro irreversible?

Este neodarwinismo de selección natural, nos debe hacer reflexionar, no para que intentemos cambiar nuestro futuro o la ley de selección natural, sino para que entendamos que somos parte de un proceso de adaptación y de selección, y que tal vez si no sobrevivimos en lo colectivo, en lo individual vivamos y tratemos de ser felices en este mundo que nos ha tocado vivir.

Somos parte de un todo, el todo y las partes; el sujeto y el objeto.

No nos equivoquemos, vivamos, encontrémonos, no desperdicies esa pequeña fracción de luz que te da la vida.

Recordemos que el siglo XX se caracteriza por la destrucción en aras del progreso: vivimos hambrunas, deforestación, degradación ecológica, glaciaciones, envenenamientos masivos, poluciones, calentamientos, conflictos étnicos, guerras, invasiones, en pocas palabras, muerte.

Oigamos lo que dice Edgar Morin, en La vida de la vida:

“Como un ecosistema natural, la megalópolis a primera vista parece obedecer a un gran orden cósmico y constituir un hormigueo sin sentido de agitaciones egoístas. Vista desde arriba, se trata de una enorme máquina cronometrada que obedece estrictamente al reloj astral; por la mañana se despiertan, se bañan, se visten, salen de sus casas las oleadas sucesivas de panaderos, obreros, empleados, patronos, ejecutivos; los metros, autobuses, taxis, coches, camiones circulan como los glóbulos sanguíneos en las arterias y distribuyen sus cargamentos en las obras, las fabricas, las oficinas; el consumo de gas, de electricidad, de carburante sigue cada día la misma curva, conoce los mismos máximos y mínimos; entre las doce y las catorce horas millones de bocas se alimentan y abrevan; después todo recomienza hasta las horas de la tarde en que, por oleadas, se opera la vuelta a los hogares, seguida de un flujo de salidas por la noche que obedecen a constantes y regularidades. Todo se inscribe en ciclos, ritmos, periodicidades, incluida la tasa de accidentes de muertes súbitas, de suicidios...Vemos, pues, un orden formidable que obedece a la vez al orden del astro Sol y al orden del estado solar. Pero, visto de muy cerca, este orden se disuelve y transforma en agitaciones cuasi brownianas. Cada uno busca, encuentra, no encuentra sus amores, sus amigos, su trabajo por casualidad, suerte, mala suerte, a través de ensayos y errores; cada uno lleva su clandestinidad, vive un cuerpo a cuerpo secreto, sueña con vidas imaginarias, yerra entre sueño y realidad. La demanda corre en todos los sentidos siguiendo a la oferta, la oferta siguiendo a la demanda, en el mercado del trabajo, de los negocios, de los intercambios, del deseo. En las calles y plazas, paradas, barullo, empujones. En el metro de la mañana soy aplastado entre otras nalgas, otros vientres, otras caras. Después del trabajo se desencadenan las necesidades, se toma una copa, se hace el amor, se telefonea, se entra, se sale, se pasea, se va al restaurante, al cine, se baila, se disfruta, se intercomunica, se revienta de soledad y de miseria...Miles de seres son reunidos, agitados, mezclados en la increíble caldera urbana en estado de ebullición ininterrumpida, de donde brotan por millares palabras, gritos, llamadas, cantos, esperma que se dispersan en los éteres.

Estas miríadas de acciones, de gestos, movimientos, señales, mensajes egoístas, miopes, derrochadores, disipadores, depredadores, dilapidadores se entre-combinan, como en las biocenosis, en Inter.-retroacciones que se convierten en complementarias/concurrentes/antagonistas, nutren ciclos y bucles organizadores, y constituyen la vida de las grandes ciudades.

En adelante estas megalópolis son, a la vez y de manera diversa (pero no para los mismos, en los mismos momentos en los mismos lugares), ciudades-capitales (sede de los centros organizadores/ordenadores) y ciudades-sin-ley (en las que el subsuelo, el under-ground se halla librado al desorden), ciudades-luz (donde la vida urbana se identifica con emancipación, libertad, creación), ciudades-jungla (donde reinan la concurrencia y la lucha inexorable), ciudades-ergástula (donde cada uno esta encadenado a su trabajo).Así, toda sociedad comporta su dimensión ecológica propia. Toda vida humana comporta su eco-inscripción y su eco-determinación. Toda vida humana está a la vez eco-socio-auto-determinada”.

Esta es la película de la realidad del ser humano, vista por los ojos de Morin. No nos sorprendamos, que seamos parte de ella.

Somos como aquella hormiguita que caminaba sobre las pinturas de la capilla Sixtína.

¿Qué veía la hormiguita?

Pues, no veía sino colores borrosos, pequeñísimas partículas de yeso, cal y pintura.

No seamos como la hormiguita que no ve nada de la realidad de nuestro mundo, no confundamos tampoco nuestra identidad y nuestra individualidad, ahora descubierta, no seamos seres egocéntricos.

Dice Morin que:

“La necesidad ininterrumpida de alimentarse para mantener su propia existencia, la necesidad ininterrumpida de proteger su propia existencia, hacen del ser viviente, necesariamente un actor ego(auto)-céntrico cuya actividad total es una actividad de sí para sí. El desarrollo del reino animal ha constituido un prodigioso desarrollo del ego-auto-centrismo. Los actos de un animal (tomar, rechazar, combatir, huir, buscar, etc.) deben ser vistos no sólo como comportamientos objetivos (behavior), sino como comportamientos finalizados (ethos) para sí y/o para los suyos.

Los desarrollos del ego-auto-centrismo viviente han tomado, como se ha visto, caracteres inauditos de parasitismo, explotación, predación de lo viviente por lo viviente...El ego-auto-centrismo parece invulnerable. El individuo no puede obrar más que para sí y para los suyos.”“Los humanos han llegado a ser maestros en el sometimiento de los animales que, al mismo tiempo que conservan su autonomía cerebral, es decir su ego.auto-centrismo, de hecho son sojuzgados a las finalidades de sus sometedores y se han convertido sobre todo en maestros del sometimiento del hombre por el hombre...Las astucias del sometimiento humano van a tomar el rostro de la identidad genética: los peores sometimientos nos atrapan, nos controlan, nos manipulan en virtud del principio de la madre (amor a la patria), del principio de fraternidad (dedicación al interés-colectivo), mientras creemos obedecer a la voz interior de nuestra propia identidad, al amor natural hacia los nuestros.”

Kant decía: Sapere aude, atrévete a saber por tu propia razón, sin falsa vanidad ni falsa timidez; y bajo este supuesto encontró un nuevo camino; a través del criticismo encaro los problemas de su época.

Vivimos llenos de tradiciones y de prejuicios, no nos dejemos impresionar.

Nadie es profeta en su tierra. No tengamos pensamientos nihilistas, no rechacemos los modelos, tomemos lo mejor de ellos.

No volviéndonos anárquicos resolveremos el problema, en todos los tiempos y en todas las edades hay síntomas de desviación, de emboscados a la manera de Ernest Junger, de criminales, de seres asóciales encontrándose así mismos.

En todas las épocas encontramos atávicos, sabios, héroes, estadistas, pensadores, intelectuales, mediocres, pobres, tontos, estúpidos, creyentes, no creyentes, locos, dioses. Pero no en todas las épocas nos encontramos así mismos, no en todas las épocas estaremos nosotros, sino sólo en esta, en ésta que nos toco vivir.

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