sábado, 8 de septiembre de 2007

Luis Quevedo y Quevedo.

3.- Luis Quevedo y Quevedo.

Era viernes por la noche, me encontraba en un bar tomándome un whisky y picando algunos pistachos, mientras seguía con la mirada el trabajo del barman que se encontraba preparando algunas bebidas.

Volviendo la cabeza por encima del hombro, eché un vistazo a la sala, evitando con sumo cuidado no molestar con mi mirada a las personas que se encontraban ahí.

El bar era en verdad un lugar delicioso, su diseño moderno contrastaba con sus acabados.

El piso era de una especie de mármol de color verde botella, las paredes cubiertas hasta casi la mitad por maderas finamente talladas. Las butacas estaban tapizadas de una tela tipo pliana, no demasiado lujosa, pero eso sí estaban cómodas, se oía una suave música de fondo.

Yo me encontraba recorriendo la infinidad de botellas que se encontraban alineadas detrás de la barra, cuado me percaté de una cara conocida, se trataba del mismísimo Luis Quevedo y Quevedo, a quien no había visto ni sabido de él hacia ya bastantes años. Estaba sentado del otro lado del salón, en una esquina, como queriendo rehuir a las personas.

Siempre, desde que yo me acordaba parecía tener la misma personalidad, se trataba de una persona amigable pero muy escurridiza, era de facciones finas, ahora lo veía un poco más delgado que antes, su rostro reflejaba, no se si el paso de los años, pero si revelaba sufrimiento, depresión, era por así decirlo una cara arruinada.

Era muy nervioso..., recuerdo.

También recuerdo que siempre nos estaba hablando de que el tenía que llegar a ser una personalidad muy importante dentro de su carrera, por eso siempre trabajaba y estudiaba con muchísimo empeño.

Estaba seguro de que lo lograría, siempre había sido eficiente; aunque me parecía que era una persona siempre preocupada por lograr sus metas. Daba la impresión de no caerle bien a mucha gente, siempre había sido un poco introvertido y eso lo hacía alejarse de las personas.

No sabía si debía acercarme e interrumpir su intimidad, tal vez estuviera esperando a alguien, no quería ser inoportuno. Por otra parte, creo que era buen tiempo para retirarme a descansar. Sin embargo, yo pienso que tuve curiosidad de ver a quien estaba esperando mi amigo Luis Quevedo y Quevedo, así que decidí quedarme un rato más, mirando aquel fenómeno del cambio de rostro de Luis, y meditando sobre la naturaleza de sus padecimientos, de aquel hombre decidido, determinado, eficiente, ahora convertido en la tristeza viviente, en la soledad andante.

Pasado un buen rato, sentí que alguien se acercaba hacía a mí, tocándome el hombro con la mano, diciéndome...,

-¡Hola!-.

-¿Te acuerdas de mí?

-¡Éramos compañeros en la Facultad de Derecho!

-Claro que me acuerdo de tí, -le respondí.

-Tu nombre es Luis Quevedo.

-Qué buena memoria tienes, -me dijo.

-¿Me puedo sentar? -Pregunto.

-Por supuesto que sí Luis, no faltaba más, ¿que te has hecho?, cuéntame...;

-Pues mira..., no sé si interrumpo, -me dijo de manera un poco dubitativa.

-Porque en caso contrarío yo preferiría no molestarte, pero..., no te preocupes, lo interrumpí, claro que puedes sentarte, yo estoy solo aquí tomándome una copa antes de irme a descansar, siempre me tranquiliza un poco y me saca el estrés del cuerpo..., a veces es necesario ¡sabes!

-Pero cuéntame, ¿Qué te has hecho? ¿Dónde estas trabajando? -Le pregunte.

-Pues mira soy consultor jurídico de varias empresas importantes, llevo la cartera de varios bancos, tengo mi despacho particular aquí por la zona de Polanco, me ha ido bien, se podría decir. Me casé, tengo dos hijos.

-Sabes que, me dijo..., en estos momentos siento unas ganas terribles de desahogarme con alguien;

¿Puedo hacerlo contigo? -Me pregunto.

-Claro que sí, -le contesté- espero tener tu confianza para ello:

Yo por mi parte, me encontraba un poco desconcertado, volver a ver a Luis Quevedo, después de muchos años y que de buenas a primeras él me tuviera de confidente, era algo diferente.

Yo creo que él estaba desesperado por algo, y encontró este momento para hacerlo, que yo hubiera estado ahí, era algo circunstancial, pudo haber sido cualquier otro.

Un hombre tan seguro de si mismo, ahora tan falto de dominio. ¡Qué vueltas da la vida!, pensé al estarlo escuchando:

-Soy feliz, continuo diciendo, eso es algo que no puedo negar, he logrado mucho, pero no estoy conforme, toda mi vida me he sentido inseguro, desprotegido, me siento frustrado ante muchas cosas en la vida, a veces mi autoestima se encuentra muy arriba, otras muy abajo, a veces pierdo la confianza en mi mismo, ¿No sé a qué atribuirlo?

-Hace tiempo fui con el psicoanalista, y entre otras cosas me dijo que yo carecía de esa “confianza básica” -de la que habla Eric Winnicot- que es inculcada desde niño por tus cuidadores, incluidos, por supuesto mis padres, éstos no habían hecho lo suficiente, tal vez por desconocimiento, pero yo me había desarrollado en un ambiente no muy propicio, tal vez te pegaron desde pequeño, me dijo el psicoanalista, tal vez el ambiente familiar había sido de desconfianza, de peleas, de gritos, tal vez tus padres no se querían lo suficiente, tú te dabas cuenta y te trasmitieron su falta de cariño.

-Discúlpame que te esté hablando de todo esto, -me dijo..., yo sé que te estarás preguntando si estoy loco, o cual será el motivo de lo que estoy haciendo. La verdad es que al verte, recordé lo buen amigo que solías ser en la escuela, eso y mi necesidad de hablar con alguien están haciendo que abuse y..., mira en verdad ni yo mismo comprendo qué estoy haciendo. Toda mi vida he sido inseguro y ahora estoy aquí armándome de valor, contándote algo, que mucha de la gente que me conoce, incluida mi esposa, ni siquiera se imagina.

-Desde que estoy tomando alguna clase de terapia, me he puesto a estudiar sobre el tema, y ahora sé que el individuo desarrolla desde su niñez presupuestos de confianza básica, que le hacen sentir un sentimiento de seguridad. Así un hombre medio se comporta de diferente manera frente a un riesgo, algunos correrán, otros se quedarán paralizados, algunos sentirán terror, algunos otros, en cambio, afrontarán el riesgo, o inclusive lo enfrentarán. Yo nunca enfrenté mis temores, siempre los hice a un lado, simplemente traté de no verlos, lo más triste es que ni siquiera me percataba de ellos, me dijo..., suspirando.

Noté que casi se le salían las lagrimas.

-El ser humano ontológicamente inseguro, señala Laing, tiende a presentar algunas de las siguientes características.

-Me siguió diciendo:

- Puede faltarle un sentimiento coherente de continuidad biológica;

-En un mundo externo pleno de cambios la persona se siente obsesivamente preocupada por aprensiones de posibles eventualidades, o riesgos que amenazan su existencia..., el individuo experimenta la mortalidad interior, que es la incapacidad para bloquear peligros;


La persona fracasa en su intento de desarrollar o mantener la confianza en su propia integridad, el individuo se siente moralmente vacío, por carecer de una visión amable de sí mismo, es decir, parece no tener respuestas a cuestiones existenciales, tanto en el aspecto interno como en el externo.

-La persona, por otra parte, parece no tener los medios adecuados, al menos él así lo siente, para obtener libertad, igualdad y seguridad, parece no tener la capacidad para pensar con antelación, para poder resolver problemas.

-En nuestra época, caracterizada por una multiplicidad de cambios, encontramos el deseo de predecirlo, hasta de controlarlo. El comprender la finitud del ser humano, el saber que éste puede morir en cualquier momento, hacen que éste empiece a disfrutar lo que le ofrece la vida, antes de que ésta se termine, así, a la vez de querer predecir los cambios para poder controlarlos, hacen que pueda planificarlos, es decir adopta una actitud racionalista ante la vida.

-¿Nosotros podemos conocernos asimismos?

-¿Podemos observarnos a nosotros mismos, y conocernos?

-Esta cuestión existencialista, ha sido estudiada por muchísimos autores, me dijo, tanto por historicistas, como por filósofos, psicólogos, psicoanalistas, fue estudiada por Kant, Hegel, Ryle, Hume, Davidson, Jung, -y muchos otros- .

-El conocernos a nosotros mismos, el poder observarnos, es una actitud que realizamos desde niños, el conocer nuestro entorno, nuestro propio cuerpo, nuestra propia persona, nuestra conciencia del yo. La experiencia social nos proporciona las herramientas para lograrlo, pero un niño que se encuentra aislado, que no es querido, no logra tener conciencia de ello, su experiencia social hacen que viva con angustia, con miedo, con inseguridad.

Yo estaba empezando a disfrutar de este desconcertante encuentro, me parecía que yo mismo era como él, así que lo interrumpí y dije:

-Sabes que Luis, tú no eres el único que se siente inseguro, todos de alguna manera lo somos, unos en mayor medida que otros, pero todos participamos de una inseguridad ante la vida, que nos hacen ser cautelosos, hasta miedosos se pudiera decir, el secreto esta en la actitud que toma uno ante la vida.

Mira déjame contarte la historia de Jerry:

Jerry era el tipo de persona que te encantaría odiar. Siempre estaba de buen humor y siempre tenia algo positivo que decir.Cuando alguien le preguntaba como le iba, el respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".El era un jefe único porque tenia varios amigos que lo habían seguido de trabajo en trabajo.La razón por la que sus trabajadores y amigos seguían a Jerry era por su actitud.El era un motivador natural: Si un empleado tenia un mal día, Jerry estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado positivo de la situación.Ver este estilo realmente me causo curiosidad, así que un día fui a buscar a Jerry y le pregunte: "No lo entiendo... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo... como lo haces..."Jerry respondió: Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo, Jerry, tienes dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor... Escojo estar de buen humor.Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una victima o aprender de ello. Escojo aprender de ello. Cada vez que alguien viene a mi para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida... Escojo el lado positivo de la vida." Si... claro... pero no es tan fácil" (proteste). " Si lo es" dijo Jerry. "Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demas, cada situación es una elección". Tu eliges como reaccionas a cada situacion. Tu eliges como la gente afectara tu estado de animo. Tu eliges estar de buen humor o mal humor.En resumen: "TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA".
Reflexioné en lo que Jerry me dijo. Poco tiempo despues, deje mi empleo para iniciar mi propio negocio. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Jerry cuando tenia que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar a ella.Varios años mas tarde, me entere que Jerry hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio. Dejo la puerta de atrás abierta una mañana y fue asaltado por 3 ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano temblando por el nerviosismo resbalo y perdió la combinación.Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Jerry fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica.Despues de 18hs. de cirugía y semanas de terapia intensiva, Jerry fue dado de alta aun con fragmentos de bala en su cuerpo.Me encontré con Jerry seis meses despues del accidente y cuando le pregunte como estaba, me respondió: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".Le pregunte que paso por su mente en el momento del asalto. Contesto: "Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso recordé que tenia 2 opciones:Podía elegir vivir o podía elegir morir...."Elegí vivir"." No sentiste miedo ", le pregunte. Jerry continuo: "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asuste..., podía leer en sus ojos: Es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar acción...""Que hiciste" pregunte. "Bueno... uno de los médicos me pregunto si era alérgico a algo y respirando profundo grite SI, a las balas... Mientras reían les dije: Estoy escogiendo vivir... opérenme como si estuviera vivo, no muerto"Jerry vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo, por su asombrosa actitud. Aprendí que cada día tenemos la elección de vivir plenamente. La actitud, al final, lo es todo.
Terminando la historia, Luis me dijo:

-Mira antes que nada te agradezco tu confianza, te agradezco el que me estés dando parte de tu tiempo y dejes que te cuente parte de mi vida, tu conoces parte de ella, fuimos compañeros varios años en la escuela, pero no conoces la que me aqueja, la que no me hace sentir bien, la que me está ahogando, déjame comentarte algo que he estado estudiando y que nos hacen ser miedosos, que es como tú lo dices:

-Las mentes son muchas; la naturaleza es una, dice Donald Davidson. Cada uno de nosotros ocupa su propia posición en el mundo y tiene por tanto, su propia perspectiva del mismo. Eso es algo que aprendemos, nos formamos una voluntad, aunque muchas de ellas no sean lo fuertes que debieran ser. La mayoría de las veces no sabemos lo que vamos a hacer hasta que no lo hagamos, como un escritor que no sabe lo que va a escribir hasta no haberlo escrito e interpretado.

-Hasta hace un rato yo no sabía que iba a hacer con mi vida, hasta pensé en matarme, para serte franco, entre en este bar, porque sentí que estaba pensando locuras, pero que si en verdad lo iba a hacer, necesitaba de unas copas para armarme de valor, y mira lo que son las cosas, lo que es el destino, me encuentro aquí contigo, ahora te estoy platicando lo vacío que me siento. Gracias por estarme escuchando.

Yo estaba petrificado, como era posible que un hombre con las características de Luis, con una vida plena, este pensando esas cosas, la vida es impredecible, pensé..., Luis apuró el trago que tenía enfrente y continuó:

-Las personas suelen parecer fuertes, pero a veces no lo son, yo en mi caso suelo parecer fuerte pero padezco de mucha debilidad en mis actos, suelo ser muy inseguro y aunque he logrado mucho, me cuesta trabajo seguir adelante.

-He analizado con mucho cuidado mis acciones, mis motivaciones, incluso mis objetivos; he analizado mis deseos, mis inclinaciones, mis obsesiones; he refutado todo aquello que no me ha parecido racional, y créeme mi amigo, que todo ha sido en vano, me he vuelto irrascible, neurótico, egoísta, ya no sé si soy un fin en sí mismo, o sólo un medio para lograr un fin.

-Me he vuelto individualista, egoísta, antihumanitario, Recuerdo que Platón decía: “Que todo indicio de anarquía debería erradicarse totalmente de toda la vida de todos los hombres, e incluso de las bestias salvajes que están sometidas a los hombres”. Platón era anti-individualista. ¿Sabías eso?

Yo por mi parte seguía desconcertado, hacía tanto tiempo que no tenía esta sensación tan extraña de no saber qué decir o qué hacer, lo único que si sabía era que debía seguir escuchando, sin interrumpir, tenía que saber los motivos que habían llevado a Luis a querer incluso matarse, tenía que inferir a partir de sus motivos y de su carácter, para así saber hasta donde podía llegar. Tenía que llegar a saber con exactitud si en verdad podía quitarse la vida. ¡No podía permitirlo!

-¿Por qué te sientes tan inseguro Luis? Me atreví a preguntar.

-No es que me sienta, -respondió.

-La verdad es que ahora comprendo que siempre lo he sido. No es que me importe, he logrado mucho, pero me siento muy defraudado, me siento muy insignificante, quiero, necesito cambiar pero no puedo, he intentado todo y nada parece funcionar. ¿No sé como hacerlo? Rompió a llorar.

-Me siento desesperado.

-Salud, le dije, pero él había terminado su trago

.-¿Quieres otra copa? -Le pregunté.

-Claro que sí, -me contesto.

-Me siento tan bien hablando contigo.

-Tal vez sea por que tú sí sabes escuchar.

-¡Siempre te consideré un buen amigo!

-¡Gracias amigo!

Las lágrimas seguían saliendo de sus ojos.

Penes calmar un poco a Luis, así que le dije:

-Mira Luis no todo dentro de nuestra niñez tiene cosas malas, ¿recuerdas cuando eras niño?

¿Recuerdas cuando imaginabas situaciones fantásticas y las vivías como si fueran reales?

¿Recuerdas los juguetes que te regalaron?

-Mira, oye esto:

No hay comentarios: