sábado, 8 de septiembre de 2007

Valores.




¿Cuanto valemos?

¿Valemos poco o mucho, valemos más o menos de los que no poseen estas cualidades o, de los que no las necesitan?

Participar en este programa, sería participar en un juego, en un juego cerebral con amplia capacidad imaginativa, con perspectiva geométrica, con visión astronómica, con calidad calideoscópica, sería participar en una dialéctica de la postmodernidad.

Resultaría entonces una síntesis, un esfuerzo omniabarcador, una pretensión de conjuntar el universo entero, una reconciliación con nuestro venir y devenir, un esfuerzo meta-agotador, imposible de lograr, pero no imposible de intentar.

Por otra parte, siempre me había gustado mi capacidad de atraer e influir sobre los demás, era algo innato, algo en donde no existe posibilidad de engaño, se es o no se es, ese era el dilema, se puede o no se puede, esa es la cuestión, era hora de demostrarlo.

¿Cuestión de talento, rendimiento, perseverancia, carácter?

¡Descubrámoslo!

Cada uno de nosotros puede hacerlo, sólo es cuestión de encontrarse a uno mismo, de descubrirse, de poner en alto nuestras capacidades.

¿Quién acaso no tiene miedo?

Todos lo tenemos, todos lo sentimos, todos nos sentimos aterrados alguna vez.

¿Quién no tiene debilidades?

Por supuesto que todos, inclusive el de apariencia más fuerte las tiene.

Todos tenemos de todo, fortalezas y debilidades. Ellas son necesarias para moldear nuestro destino, nos son útiles, más vale maña que fuerza, no hay que olvidarlo.

Todos tenemos fuerzas dignas de consideración, casi iguales a las de cualquier otro, es hora de despertar, es hora de valorar y sobre valorar nuestras pertenencias y habilidades.

Es hora de salir a la palestra, de quitarnos nuestras armaduras, de quitarnos nuestros disfraces, nuestras máscaras, de derrumbar nuestras murallas, de demoler los obstáculos, era hora de salir de la seguridad de nuestros despachos y cubículos, no nos resguardemos más en la sombra, hagamos frente a nuestro destino, estamos predestinados, somos alguien dignos de consideración.

¿Quién es más, quien es menos?

Eso depende de nosotros.

El hombre domina la libertad y domina la libertad de otros, dice Carlos Llano.

La demagogia alimenta la libertad, sino ¿como aceptaríamos los juegos conceptuales? como: dictadura de la democracia, guerra fría, violencia pacifica, desobediencia civil. Se manejan en aras de la libertad hasta hacerse costumbre y ser aceptada como normales en vez de impuestas.

Estamos en el mundo de las ideas, decía Platón, ideas que se exteriorizan, se ama la libertad, pero también se llega a amar a la esclavitud. Una paradoja.

Se ama el progreso, sin pensar en sus consecuencias, sin pensar que también sus fanáticos serán destruidos.

Es función nuestra el buscar el bien común, el bien social, el interés general.

Empero: ¿De que vale el individuo, frente al interés general?

Por eso, estamos de acuerdo con Carlos Llano, preferimos el valor seguridad al de libertad, aunque parezca desvanecerse de las manos, hasta alcanzar un cierto grado de esclavitud que tanto despreciamos, hasta el grado de amarla. Paradojas del progreso: anteponer la seguridad ante la libertad.

¡Quien lo diría!

¡Esclavos del progreso!

¡Seguridad a base de sometimiento, de servidumbre!

Nos sometemos con tal de sentirnos seguros.

¡Que consuelo!

En fin, que eso precisamente era en lo que me iba a convertir, en un esclavo del tiempo y del programa.

Decidí entonces entrevistarme con Don Ismael, para ultimar detalles.

Al día siguiente me presente en su despacho y sin solicitar audiencia, toque a su puerta.

Don Ismael, contestó, adelante.

Me recibió, con modesta alegría, sobre su escritorio, se encontraban voluminosos expedientes y sobres con el rotulo “Confidencial” “Top secret”.

-Que bueno que viniste -me dijo.

-Pásale,

¿Qué quieres tomar?

-Un vaso de agua, con dos hielos, sí me haces el favor, le respondí.

Don Ismael era un hombre, de esos que se les ve la determinación en el rostro, hombre duro, rudo cuando se lo proponía, con la sola mirada sabía imponer sus decisiones. Era de mediana estatura, de tez clara, pelo escaso, nariz puntiaguda, cejas pobladas, cara alargada, vestía impecablemente, hablaba con voz pausada, segura, atrayente, no aceptaba negativas, era implacable.

A mí por supuesto no me intimidaba, en alguna forma ahora dependía de mí, era como con su mujer, completamente dependiente, un hombre que sin apoyo poco o nada valía.

Pero en fin que esas cosas no pasaban por su cabeza, yo creo que no las sabía o, poco le importaban. Era un hombre acostumbrado a hacer valer el poder y el dinero, un hombre soberbio, poderoso, digno de estremecer a los faltos de carácter, a los impresionables, que por fortuna para él, abundan en el mundo. Espíritus débiles y faltos de iniciativa, rebaños, partes de la manada, sujetos partes del objeto. El, el todo, los otros simplemente las partes.

-Pues bien Don Ismael, usted sabe que para tener éxito en esta empresa, se necesita tiempo.-Le dije.

-¿De cuanto disponemos? Le pregunte.

-Tomate todo el tiempo que quieras. Me respondió.

-Pero que no sea mucho.

-Adelanto.

-Pide lo que quieras, personal, presupuesto, instalaciones, todo te será concedido. Es más, tu oficina estará aquí precisamente, al lado de la mía. Mi secretaria, mi secretario particular, mi personal, es ahora tuyo, les he dado instrucciones para que puedas actuar en mi nombre y representación, manda que ellos te obedecerán.

-Recalco Don Ismael.

Que manera de ejercer el poder. Debía andarme con cuidado para no caer, no cabe duda que el poder puede enloquecer. Como dicen por ahí, el poder a los tontos los apendeja y a los inteligentes los enloquece.

-Pensé para mis adentros.

-Mire Don Ismael, le respondí.

-No, me refería a eso.

-Mire la cosa es complicada.

-Déjeme preguntarle algo.

-¿En que cree usted. Que se funda el buen funcionamiento de la sociedad?

-Se funda en el respeto, en el orden, en pocas palabras en el debido cumplimiento de la ley.

-Me respondió, con aplomo.

-Bien contestado Don Ismael. -Le respondí.

-La fundamos en el orden, en el respeto, en su universalidad, en su aceptación por todos, en su imposición, en su ética.

-El buen funcionamiento de la sociedad resulta de la aceptación generalizada de sus normas y formas de proceder. El comercio, la cultura, la técnica, la vida interna y la externa, no caminarían con paso firme, sí no se basaran en dichos presupuestos.

-Es cierto que el mito y la religión hace mucho fueron exiliados al ámbito interno de la vida privada. Sin embargo, vivimos entrelazados dentro de ese mosaico de disciplinas, nada en este mundo nos es ajeno, pertenecemos a ese enjambre llamado mundo, su complejidad y contingencia nos envuelven hasta hacernos parecer uno sólo. Por eso es que nada nos es ajeno, como ya alguien diría por ahí.

-Somos partes necesarias, pero no indispensables, el día que no estemos, no pasara nada, somos efímeros, estamos de paso por la vida y al paso del tiempo seremos olvidados, por eso es que este programa al que usted, tan amablemente me ha invitado a participar, me resulta verdaderamente atrayente, no para no ser olvidado, que eso de todos modos pasara, tampoco para ejercer el poder, como usted comprenderá Don Ismael.

Don Ismael, me miro con recelo, comprendió muy bien a lo que me estaba refiriendo, pero aun así no contesto, me recrimino con la mirada y siguió escuchando. Seguimos hablando de muchas cosas, afinando detalles, logística y cosas administrativas, de lo necesario y de lo innecesario que se necesitaría para poder empezar a trabajar.

Hablamos del fondo y de las formas, del oropel necesario para poder llevar a cabo el programa.

Nos despedimos con un fuerte apretón de manos, deseándonos suerte y dándonos apoyo mutuo.

El primer paso estaba dado.

Vinieron despues infinidad de juntas de trabajo, foros de consulta, participación ciudadana, propuestas de reforma, reuniones internacionales, elaboración de borradores, debates con expertos y grupos de ecologistas, con grupos gubernamentales y no gubernamentales, miles de horas hombre gastadas, cerebros enloquecidos, varios infartos.

Nada parecía hacernos detener, nos enfrentamos con resistencias, boicots, chantajes, presiones, de grupos interesados en mantener el “statu quo”, ríos de dinero gastados en el proyecto y en la compra de conciencias.

Cientos de boletines de prensa, reuniones con empresas multinacionales, éramos motivo de encabezados, participábamos tanto en la nota blanca como en la roja, atentados, heridos, accidentados, afortunadamente, nada con consecuencias.

Constantemente teníamos bajas en nuestro grupo de trabajo, que por una u otra razón decidían no continuar en el programa.

Todos sabíamos cuales eran sus razones para no hacerlo.

¡Que difícil fue todo aquello!

¡Cuanta porquería hay en el mundo!

¡Todo parece estar podrido, todo esta corroído, nada se salva, cuantos intereses hay de por medio.

Pareciera haber voluntad política, pero triste es decirlo, todo esta compuesto como en un gran escenario, por aquí se cede, por allá se intercede, más por acá se detiene.

¿Cuál voluntad?

Todo es falso.

Todo es impotencia.

Es imposible luchar contra el hombre mismo.

Es el hombre el que hace la guerra, el que la fomenta, el que la alimenta.

Ahora comprendía en carne propia: ¿por qué todos los esfuerzos de reconciliación, son extremadamente interesantes pero ambiguos?

¿Como es que todos los cambios de fondo se tienen que resolver por medios violentos?

¿Para que, es que sirven las revoluciones?

¿Como es que los hombres se vuelven en reaccionarios, anarquistas y revolucionarios?

¿Cómo es que alguien pueda profetizar el Apocalipsis?

¿Es necesaria la exégesis para comprender la historia?

¡Sí ahora la estaba viviendo en carne propia!

Por eso es que existen tantos mártires, seres ávidos de libertad, pero muertos en el camino.

Ahora comprendo que existan también mártires vivos, mártires que han cedido espacios de libertad en aras de seguridad para sus conciudadanos.

Es mejor ceder e ir ganando espacios, que perderlo todo, lastima que haya tantos que se corrompan en el camino, que se dejen comprar por dinero o por poder, que se dejen usar.

Tarde comprendí que yo también me deje usar, Don Ismael me uso para encumbrarse aún más, sirvió como eje legitimador de un supuesto intento democratizador salvador del mundo.

Pero que importa, el mundo esta lleno de redentores salvadores del mundo, esta lleno de obstáculos y de tropiezos, de metas anheladas, pero nunca alcanzadas, aun así aquí estamos, no nos intimidamos, ni nos amedentramos.

No es hora de renunciar, no es hora de lamentar, es hora de ser positivos, de sacarle provecho a las cosas, que el programa era algo que no iba a funcionar, más bien dicho que no lo iban a dejar funcionar, eso era algo ya sabido, enfrentemos con dignidad nuestro fracaso convertido en impotencia.

Hagamos metamorfosis de las cosas, adaptémoslas, aquélla fue una oportunidad que no se ofrece con frecuencia, éste, es un placer por haberlo intentado.

No me dejo caer, muchos lo hacen, débiles de espíritu, los carentes de voluntad, los que no buscan a la verdad.

Muchas veces lo hice, no lo niego. Pero ahora, ahora lo sentía como algo diferente, no como una derrota, sino como una sensación de gloria, por mi no había quedado, sino por los otros.

Yo ya llevaba tiempo luchando a favor y en contra de mi yo. Había descubierto muchas facetas de mi vida, muchas diferentes de mi alma y de mi cuerpo, no era solamente como el lobo estepario de Hesse, mitad lobo, mitad hombre; dualidad del cuerpo y del espíritu donde puede encajar todo. En la parte del lobo meto los instintos, la violencia, la represión, la angustia, el coraje, la impotencia, los deseos reprimidos, el suicidio; mas en la otra, en la parte del hombre, encajan la bondad, el amor, la sinceridad, las ansias de saber, la compasión, la espiritualidad, la fe.

Muchas veces me había apartado de mi ser y me lleve a la soledad; el desamor, el odio, la violencia, le habían ganado a mi espiritualidad. Me había dejado vencer.

¡Mil veces me encontré, mil veces fracase!

¡Mil veces me encerré, y otras tantas me perdí!

Me sentí apartado por todos, desconfié de la amistad, renegué de ella, todos me odiaban, incluyendo a los que decían amarme, no sé si ellos destrozaron mi vida o, yo destroce la suya, poco o nada importa, al cabo el resultado es el mismo, que importan los medios utilizados, importa el fin obtenido, un profundo odio a la vida, la mía y la de todos.

Con el paso de los años me he acostumbrado a vagar sólo, sin nadie a mi lado, sin esposa, hijos, amigos, fe, sin nadie a mi lado, sólo yo y mi ser, sólo yo y mi soberbia. Poco o mucho aprendí, tampoco importaba mucho, lo que importaba eso sí, era que tenía que aprender a vivir con ello.

¿Qué acaso la historia, maestra de la vida, no nos enseña nada?

Ahora éramos parte de la historia, lo sabia muy bien, y eso nadie nos lo podía quitar.

Algo habíamos ganado y, eso era inquietar, despertar, agitar, mover los corazones de muchos.

El mar se había agitado, alguien había estado jugando con las ruedas del destino, que ahora parecía moverse en muchas direcciones. Volví a tomar mi camino, enfrente nuestro destino Volvía a intentar ser uno mismo, espíritus redentores del mundo. Pero ahora hay que empezar por casa, por nuestra propia persona, empezar por conformar nuestra propia identidad.

Por eso, no nos convirtamos en idealistas de mártires, ni seamos redentores de un sin número de fracasados, mejor seamos lideres, lideres de opinión y de vanguardia, educadores de hombres, en transformadores de la realidad y del espíritu.

Seamos próceres, seguidores de héroes presocráticos, sofistas, pitagóricos, confucionistas, budistas, católicos, protestantes, de lo que sea, pero dentro de la justicia.

Pero lo que era cierto, es que el fracaso siempre te hace caer, te hace perder el equilibrio.

El zigzag y el Bing Bang de la vida, el regresar a tu vida de antes, el comienzo de un nuevo despertar, pasando por muchos momentos de indiferencia, de frustración e impotencia.

¿Quien lo puede saber?

La auto reflexión es importante en estos momentos, el aprender de las cosas, el saber sacar provecho de la experiencia, la autoestima, la jerarquía emergen de repente, es como si los sentidos se te agudizaran, ya no eres el mismo, ahora ves las cosas con diferentes ojos, las percibes y sientes diferente, el árbol ya no es el mismo, al igual que tu ya no eres el mismo, ahora eres más maduro, más inteligente, más perspicaz, más seguro de ti mismo, ahora empiezas a saber quien eres; es como cuando te sientes mal y te haces un reconocimiento médico y descubrieras que estas sano, es un volver a la vida y mirarla con otros ojos, es medir todo lo que has aprendido de manera objetiva, es trasplantar en otros parte de ti mismo, de tus experiencias.

No todo había sido en vano, algo se había logrado, habías logrado despertar a los demonios, a los espíritus libres que no tienen asiento; el proyecto en sí, había traído la oportunidad de nuevas observaciones y experiencias.

Hay que saber sacar provecho de la vida, todo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Algo así como una conexión, como un a retroalimentación entre los adalides de la globalización y los grupos globalifobicos y globalifilicos ¿por qué no sacar lo bueno de todos ellos?

Pues bien, la conclusión que sacamos, si bien no enjuiciando de forma deontológica todo lo realizado en el programa, fue tan sólo de inferir los cambios que se han dado y los que se avecinan en este mundo de constante transformación, de contingencia y de riesgo; se avecinan tiempos de crisis y de violencia, tiempos de escasez y de hambre.

Los poderes parecen derrumbarse, cambiarse y mudarse, el centro de gravedad del mundo parece buscar su destino, la humanidad se globaliza, hace frente común con su destino, las lenguas parecen unirse y el pluralismo destruirse; las consecuencias todavía inasequibles, parecen engullirnos, miserables partes de la masa, sin temor ni condición, ni lugar dentro de esta historia que es la universal.

La historia se repetirá, la historia se adaptara y simplificara a las nuevas conveniencias y desembocara aun más, en una nueva desmoralización del sentido de la verdad.

El mundo de los generales se impondrá, la guerra florecerá, las ideologías renacerán y la vida se mantendrá, por eso cada mañana nos parecerá vivir la vida en forma que se repetirá.

Podemos dejar pasar de lado nuestras premoniciones, cerrar los ojos a nuestros llamamientos internos, a nuestro deber ser para con nosotros mismos, seguramente moriremos antes de que todo esto pase, dejar hacer dejar pasar, seguiremos presos de corrientes que nos envuelven; pero lo que si no vamos a poder dejar de hacer, es el sentir remordimiento por lo que no hicimos y por lo que dejamos de hacer, y sí acaso lo hacemos, hagámoslo por nosotros mismos, no con un afán de protección a nuestra generaciones venideras, que el mundo para eso esta para sobrevivir, no hagámoslo con un sentido propio, con nuestras formas actuales de la libertad, como dice Carlos Llano.

La historia universal nos enseña qué el bien más preciado, qué el bien más valioso, que es la vida humana es el más pronto a desaparecer, es el más valioso sí, pero también el menos indispensable, porque se juega con el, se le desprecia y se le utiliza para fines hegemónicos y de clase, pera experimentación y sobrevivencia; así como se utilizan las campanas de los templos para hacer balas de cañón, así también se utilizan a los jóvenes y a los niños como vanguardias humanas de contención.

Todo ello es irrevocable, todo perece o perecerá, sí nosotros lo hacemos, será una irremediable perdida, pero el mundo apenas lo notará.

Podremos imaginarnos mundos hostiles, sin bondad, alegría, ni felicidad, pero no podemos imaginarnos uno sin tentación al espíritu, y sin fidelidad a la verdad.

Ahora comprendo también como es que se llega al nihilismo: al diablo con todo ahora voy a disfrutar de la vida antes de que todo se termine, ya sea por las armas nucleares o por cualquier otra causa, ahora me voy a poner a hacer dinero para disfrutar de lo que me quede vida.

También se pensara que mi idealismo no tiene razón de ser, por que de todas formas todo se acabara algún día vivamos o no vivamos, seamos felices o no.

A lo que yo respondería, que esos no son más que pretextos que serán utilizados, sí es que algunos no logran comprender el significado de nuestros intentos, de tratar de ser felices y de encontrarnos a nosotros mismos, antes de que todo sea demasiado tarde, antes de que ya no tengamos ganas, ni siquiera de intentarlo.

Tampoco pensamos en apartarnos del mundo real, de suicidarnos, de volvernos anacoretas, o de pensar deambular como intelectuales por los cafés de París, ahora nuestra misión se aleja del materialismo, para lograr un desapego de las cosas.

Cualquier vía es válida, todas ellas miles las han intentado, a muchos les han funcionado: el yoga, el Zen, el budismo, el cábala, el chamanismo, la santeria, la meditación, el ayuno, el ascetismo, el cristianismo, el protestantismo, pero sobre todo, el acercarse a Dios.

Por ello es que los mitos siempre resucitan, necesitamos aferrarnos y confiar en algo, necesitamos algo que nos haga volver a creer y a tener confianza en nosotros, principalmente.

No esperemos a tener alguna de esa experiencias cercanas a la muerte, en donde toda nuestra vida pasa en fracción de segundos, para darnos cuenta que en realidad si queremos seguir viviendo.

No esperemos, como nos dice Kenneth Ring, los efectos posteriores de estar cercano a la muerte, mismos que pueden ser:

-Cambios en el concepto de sí mismo y de los valores personales;

-Cambios en la orientación religiosa o espiritual; y

-Cambios en la conciencia psíquica.

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